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Ocho cosas que no debes perderte en Navarra

  • La comunidad foral es un vergel salpicado de montañas, cuevas misteriosas, magníficas iglesias, castillos… Y muchas cosas asombrosas.

Estos son algunos de los hitos que nadie debe perderse si planifica un viaje a tierras navarras.

El embalse de Irabia.

1. La Selva de Irati

Con sus 17.195 hectáreas, junto a la frontera francesa, es el bosques más extenso de Europa, tras la Selva Negra alemana. Las laderas de los valles de Aezkoa y Salazar están cubiertas por una bellísima y espesa capa de hayedos y abetos que los envuelve y protege como un manto. De allí salió la madera para construir el palacio de Olite, la catedral de Tudela o los mástiles de la Armada. En el corazón de esa magnífica selva se encuentra el embalse de Irabia o la ermita de la Virgen de las Nieves, dos referencias inevitables para todo senderista, así como la estación megalítica de Azpegui, una círculo de piedras funerarias, o la torre romana de Urkulo, que pudo ser levantada para conmemorar la incorporación de la Galia e Hispania al Imperio romano. Desde cualquiera de sus 24 miradores o a lo largo de los senderos que la cruzan, la Selva de Irati es uno de los bosques más hermosos, frescos e impresionantes que uno ha visto jamás.

El sublime paisaje del valle.

2. Roncesvalles

En Roncesvalles no hay nada nuevo, todo gira en torno al pasado. Desde la gran gesta de Roland y su olifante de marfil salvando al ejército de Carlomagno, hasta la casi milenaria puerta de entrada de los peregrinos que se dirigían a Santiago desde cualquier punto de Europa. El antiguo hospital, hoy albergue de peregrinos, y la Casa de los Beneficiados, trasformada en un adecentado hotel, siguen dominando el paisaje con sus recias paredes de piedra adosadas a la imponente iglesia gótica donde aún se oficia todas las tardes una emotiva misa que supone el inicio del Camino por tierras hispanas.

Entre la niebla sempiterna, el tiempo se detiene como la imagen de un cuadro. Cuatro religiosos y otros tantos restaurantes junto a la carretera, que les son tributarios, contemplan impasibles el paso lento e incesante de los peregrinos, que pronto abandonan la niebla y la nostalgia del pasado para recrearse en la contemplación del sublime paisaje que les rodea. ¡Bienvenidos a Navarra!

Museo de Santxotena.

3. El Valle de Baztán

El camino más corto desde Roncesvalles al valle de Baztán, incluye un tránsito por tierras francesas. Antes de llegar a Elizondo, capital de los 15 ‘lugares’ (pueblos) que componen el Valle, hay que detenerse en Arizkun, donde se encuentra el Parque/Museo de Santxotena, un original artista de la madera que expone sus obras frente a Bozate, el último refugio de los ‘agotes’, una etnia maldita a la que se siente orgulloso de pertenecer. Los 8.000 habitantes del valle son ‘hidalgos’ por derecho de nacimiento, privilegio concedido por el Sancho el Fuerte en el siglo XIII, tras vencer en la Batalla de las Navas de Tolosa con la inestimable ayuda de los caballeros baztaneses. El señorío de sus pueblos, las grandes casas de piedra cubiertas de flores, los famosos quesos de Idiazábal o el excelente chocolate de Elizondo son otros tantos atractivos para disfrutar de este singular valle que, no sin razón, ha sido considerado como la Suiza navarra.

Esculturas de Peru Harri.

4. El Museo de Perurena

Peru Harri, el espectacular caserío que Iñaki Perurena posee en lo alto de un monte en Leiza es visita obligada. El personaje, el mejor harrijsotzaile (levantador de piedra, para entendernos) de los tiempos modernos, se ha trasformado en un notable artista y ha convertido la amplia pradera descendente que se extiende frente a su caserío en un auténtico museo al aire libre en el que se exhiben gigantescas esculturas alegóricas que ha levantado con sus propias manos e imaginación. Él mismo lo enseña, junto a vídeos y fotografías de sus hazañas deportivas, pero hay que concertar la cita con antelación.

Las cuevas de las ‘brujas’.

5. Zugarramurdi

Tiene poco más de 200 habitantes, pero es universalmente conocido como el Pueblo de las Brujas. Más allá de la leyenda, se encuentra uno aquí una espléndida cueva, que más parece un gigantesco túnel con palcos, en los que las mujeres del pueblo solían reunirse en el siglo XVII mientras sus maridos pasaban meses faenando en el mar. Treinta y una de esas mujeres fueron acusadas de brujería por la Inquisición y muchas de ellas fueron injustamente quemadas en la hoguera. La gente acude en masa ahora a esta cueva para conocer con asombro la auténtica historia de aquellas brujas que, según dicen, eran poco más que comadronas aficionadas a las hierbas curativas y que se entregaban ocasionalmente a antiguos ritos paganos de fertilidad. Uno se conmueve ante la abominable tortura y muerte de aquel puñado de inocentes aldeanas que se entretenían junto al Aquelarre, el prado en el que pastaban sus machos cabríos.

La urbe románica.

6. Estella

Es hija del Camino de Santiago. Antes sólo había un pequeño poblado vascón llamado Lizarra (fresno), pero el inicio del peregrinaje transformó el enclave en un centro de aprovisionamiento y descanso, que creció por metástasis a partir del siglo IX. La primera iglesia románica fue la de San Pedro de la Rúa, con su bello claustro pegado a la montaña, que se convirtió en el embrión de la nueva ciudad, apretada y protegida entre el río y la montaña. Más tarde, las iglesias de San Miguel y San Juan, al otro lado del río Ega, dieron lugar a sendos barrios que se apiñaron en su entorno. Lamentablemente, ha desaparecido la judería, pero aún se visitan los barrio que ocupaban francos y judíos. Recorrer esas estrechas calles, jalonadas de casonas y palacios y llenas de peregrinos a cualquier hora del día, nos muestra el vigor histórico de esta urbe románica que llegó a albergar un Palacio de los Reyes de Navarra, hoy sede del Museo de Gustavo de Maeztu.

La Galería del Rey del castillo.

7. El Castillo de Olite

Situado en un pequeño cerro junto a la margen derecha del río Cidacos, Olite fue originalmente una fortaleza en tierras llanas. Carlos III de Navarra, que había pasado parte de su infancia allí, decidió a finales del siglo XIV construir un castillo/palacio para su mujer. También serviría después de refugio a su hija Blanca, tras quedar viuda en Sicilia, y más tarde al Príncipe de Viana, que se educó allí. Se trata del más importante edificio de arquitectura civil gótica del reino de Navarra. Erizado de torres dispares, patios y modernas estancias, su recorrido deja a todo el mundo con la boca abierta. Si bien la mayor parte de lo que se ve es resultado de una fiel reconstrucción, las palabras de un viajero alemán que lo visitó en el siglo XV dejan bien a las claras la grandeza de lo que era: «No hay rey que tenga palacio ni castillo más hermoso, de tantas habitaciones doradas. Vilo muy bien. Nadie podría imaginas cuan magnífico y suntuoso es dicho palacio».

El desierto navarro.

8. Las Bardenas Reales

Por no faltarle de nada, Navarra también cuenta con un desierto de montañas descarnadas en las que la erosión ha dibujado mil figuras caprichosas. A pocos kilómetros de Tudela o de Olite, Las Bardenas Reales extienden su museo de esculturas naturales sobre una llanura seca y árida, que, sin embargo, está llena de sorpresas y encanto. La referencia insoslayable que todo el mundo visita es Castildetierra, una extraña formación arenisca que se conserva milagrosamente en pie, defendida por un imposible gorro de roca que la protege de la erosión. Bella, absurda y surrealista, la formación presta un sello de marca a un paraje que atrae por sus horizontes, su soledad y una rara belleza que fascina a quienes la recorren sin prisa. Cruzada de caminos y senderos que se adentran en sus cañones, es un destino ideal para quienes aman disfrutar de la naturaleza en soledad.

¿Cómo llegar?

Para recorrer Navarra se aconseja comenzar en Pamplona, adonde llevan numerosas autopistas y carreteras, así como el Ave desde Madrid y Barcelona (vía Zaragoza). La red viaria del reino de Navarra es excelente y se llega en menos de una hora a cualquier rincón de la región.

¿Dónde dormir?

En Pamplona, el Pamplona Catedral Hotel (www.pamplonacatedralhotel.com) es un cuatro estrellas ubicado en un antiguo convento, con una situación ideal en pleno centro peatonal. Muy recomendable.

En Roncesvalles, la antigua Casa de Beneficiados es ahora el Hotel Roncesvalles (www.hotelroncesvalles.com), que ha aprovechado muy bien las primitivas instalaciones para transformarse en un hotel aceptable para una noche.

En Lekunberri, a mitad de camino entre Pamplona y el Valle de Baztán, el tradicional Hotel Ayestarán (www.hotelayestaran.com) goza de justa fama por haber sido favorito de personajes como Hemingway o Alcalá Zamora.

En Valtierra, el pueblo más cercano a las Bardenas Reales, es irresistible la oferta de las Cuevas Bardeneras (www.bardeneras.com), antiguas viviendas excavadas en la roca arenisca durante años y reconvertidas en sorprendentes suites con terraza y todas la s comodidades.

¿Dónde comer?

Navarra es bien conocida por su excelente cocina y extraordinarios productos. Pero en esta somera guía no puede dejar de recomendarse uno de los restaurantes más acreditados del reino, el Restaurante 33 (www.restaurante33.com) de Tudela, donde Ricardo Gil sirve los increíbles productos de su huerta según los más exigentes cánones de la alta cocina. Una visita altamente recomendable para los amantes de la buena mesa.

En un ámbito más tradicional, los peregrinos comerán muy bien en Martintxo (www.martintxo.com), un asador/sidrería a las afueras de Pamplona, en pleno Camino de Santiago.

Prohibido perderse

-En el norte de Navarra la presencia de la Naturaleza es tan imponente que sólo apetece coger la mochila y los bastones y perderse por sus bosques y veredas.

-Los amantes de la historia encontrarán muestras muy vivas en Roncesvalles, donde todo se conserva como hace cientos de años.

-En el Valle de Elizondo se recomienda pasear con despacio por sus calles, observando los blasones y escudos de las casas de piedra. Los amantes del chocolate harán bien en entrar en la Chocolatería Malkorra.

-En Leiza es obligado visitar el caserío de Iñaki Perurena (tel. 659701045), teniendo en cuenta que conviene acordar cita con antelación.

-En Lekunberri arranca una vía verde (www.plazaola.org) que sigue el trazado de la antigua vía Pamplona-San Sebastián.

-La visita al (semi) desierto de las Bardenas Reales puede deparar muchas sorpresas. Una de ellas es que puede recorrerse en Segway (www.nataven.es).

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